En el inmenso cielo estrellado allá, a lo lejos, casi en el infinito, luce un diminuto punto de color verde, cualquiera pensaría que es un estrella, pero no es así, es un extraño planeta. Está situado entre la Tierra y Mercurio al lado izquierdo de la constelación de la Osa Menor.
Se llama TADO. Es un planeta mediano y tiene forma exagonal, y en su interior todo es de hielo y de color verde, menos sus habitantes que son de una materia blanda y llevan un traje blanco y flexible para no congelarse, claro, porque con tanto frío, haber quién aguanta. Aquí vive mi amigo 7X2, tiene un nombre bastante raro.
Yo me llamo Maria Tiscar y tengo once años, estoy en Barcelona, en uno de los edificios más altos de la ciudad, que tiene 52 pisos, casi cerca del cielo. Vivo en el piso más alto, es decir, en el número 52 y desde allí puedo ver casi el mundo entero.
Este año, en mi cumple, mis padres me regalaron algo que quería desde que era pequeña, un telescopio como los de verdad.
Lo instalé en la ventana de mi habitación y esa noche no pude dormir nada, me la pasé explorando de aquí para allá hasta que descubrí TADO, pero de repente un gigantesco Ovni me llevó hasta aquel planeta misterioso.
Y así conocí a mi amigo extraterrestre. Él es simpático y optimista, pero sobretodo es el mejor compañero que jamás he tenido. Nada más conocernos me regaló una pequeña máquina con botones para hacer burbujas supersónicas que el mismo había fabricado para poder comunicarnos: escribes el mensaje, lo metes dentro de la burbuja y lo lanzas hacia el espacio a una velocidad muy rápida.
El mes pasado, 7X2 vino a visitarme, y lo hizo sin avisar. Una noche, se coló por la ventana de mi habitación y vaya susto que me dio. Decía que quería conocer a mi familia, pero yo no quería que mi familia lo descubriera porque se lo contarían a todo el mundo y lo atraparían.
Mi amigo se quedó triste pero lo comprendió y se marchó en su Ovni. Su tristeza me dejó en duda. ¿Debía contárselo a mis padres?...
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